Image from glowtxt.com text generator

HISTORIA

Al iniciarse el siglo XX el Papa León XIII dirigió una serie de cartas encíclicas rogando por un mundo de paz y armonía y reclamando una mayor devoción por el Cristo Redentor. Teniendo en cuenta este pedido y preocupado por la posibilidad de un conflicto armado entre Argentina y Chile debido a un litigio fronterizo de larga data, el obispo de Cuyo, monseñor Marcelino del Carmen Benavente, prometió públicamente erigir una estatua al Cristo Redentor que recordara el mensaje de paz que Jesús había traído al mundo. Esta estatua, de unos 7 m de envergadura, fue realizada por el escultor Mateo Alonso (nacido en 1878 en la Ciudad de Buenos Aires) y durante un tiempo quedó en exhibición en el patio del Colegio Lacordaire, de la orden dominica, ubicado en Buenos Aires.
En este colegio se reunía la Asociación de Madres Cristianas presidida por la señora Ángela Oliveira Cézar de Costa, nacida en Gualeguaychú (Entre Ríos), pero perteneciente a la aristocracia porteña, quien consideró que sería una buena idea trasladar la estatua a la cordillera de los Andes que separa a ambos países en caso de que firmaran la paz, como un símbolo de unión entre las dos naciones. Ella sufría particularmente por la posibilidad de un conflicto bélico pues tenía un hermano general que estaba en la cordillera preparándose para lo que parecía una guerra inminente. Gracias a sus influencias —era amiga del presidente argentino Julio Argentino Roca— logró interesar a los gobiernos de la Argentina y Chile en su proyecto.
En mayo de 1902 ambas repúblicas llegaban por fin a una solución pacífica mediante los llamados Pactos de Mayo. En una comida servida en el Lacordaire, en presencia de delegaciones de ambos países, se decidió entonces dar visto bueno al proyecto. Ángela comenzó a movilizarse para obtener apoyo y recursos por suscripción pública; y junto con el obispo Benavente gestionó el traslado de la figura a Mendoza para ser emplazado en el paso de la Cumbre del Bermejo, por el que en 1817 el general San Martín condujo al ejército libertador, en el límite entre Chile y la Argentina.
En 1904 las piezas de bronce del Cristo se transportaron 1.200 km por tren hasta cerca del pequeño poblado argentino de Las Cuevas y luego se las subió a lomo de mula hasta la cumbre andina, a 3.854 msnm. El 15 de febrero de 1904 quedó terminado el pedestal de granito diseñado por Molina Civit siendo la obra dirigida por el Ingeniero Conti, trabajando unos 100 obreros para su construcción. El escultor Mateo Alonso dirigió los trabajos de montaje de las piezas que forman el Cristo. La figura de Jesús se colocó de manera que mira siguiendo la línea del límite parada sobre la mitad de un globo terráqueo. Con la mano izquierda sostiene la cruz, apoyada sobre el hemisferio terrestre, y con la derecha parece impartir la bendición. La imagen tiene casi siete metros de altura y se yergue sobre un pedestal de granito de unos seis metros con un peso de 4 t.

La inauguración

El 13 de marzo de 1904, pese a lo inhóspito del lugar, tres mil chilenos y argentinos acudieron a la inauguración del monumento y vieron a los ejércitos chileno y argentino, que poco tiempo atrás tal vez hubieran tenido que destrozarse, pacíficamente juntos disparando las salvas de reglamento. En ese entonces era presidente de la Argentina el General Julio Argentino Roca y presidente de Chile Germán Riesco. Ambos no pudieron concurrir pero sí lo hicieron los ministros de relaciones exteriores de ambos países, Raimundo Silva Cruz, por Chile y José Antonio Terry, por la Argentina. También estuvieron presentes el arzobispo de Buenos Aires, Mariano Antonio Espinoza, los obispos Monseñor Benavente de Cuyo (Argentina) y Monseñor Ramón Ángel Jara de San Carlos de Ancud (Chile).
En la pomposa ceremonia, en la que no faltó el champán, se descubrieron placas alusivas al momento, una de ellas ofrendada por la República Argentina y otra por los obreros de Buenos Aires. La primera es obra del escultor Alonso y fue fundida en los talleres del Arsenal de Guerra de la Argentina. Es una obra de arte que representa un libro abierto en cada una de cuyas hojas se destaca una mujer, simbolizando a Chile y a la Argentina. Una inscripción en latín dice: Ipse est pax nostra qui facit utraque unum (Él ha hecho que nos unamos).

Hechos posteriores

Camino al Cristo Redentor, lado argentino
Años después las inclemencias del tiempo destruyeron la cruz del Cristo. Esta parte fue restaurada en 1916 aprovechándose el bronce original de la pieza para acuñar medallas conmemorativas del acontecimiento de 1904.
Varias placas conmemorativas se fueron añadiendo con paso del tiempo, entre ellas una colocada el 17 de enero de 1937 por los Rotary Club de Uruguay, Chile y la Argentina con la inscripción de una frase dicha el día de la inauguración por el obispo de Ancud, Ramón Angel Jara: “Se desplomarán primero estas montañas, antes que argentinos y chilenos rompan la paz jurada a los pies del Cristo Redentor”.
En 1993 peligraba la estabilidad de la obra debido a que el clima y los movimientos sísmicos habían dañado al terreno. El gobierno mendocino realizó reparaciones tanto al monumento como a los dos únicos edificios cercanos que alguna vez fueron utilizados como estaciones meteorológicas.
El 13 de marzo de 2004 el presidente argentino Néstor Kirchner y su colega de Chile, Ricardo Lagos se reunieron junto al Cristo para celebrar los cien años de su inauguración. En el acto reafirmaron "el compromiso solemne de hermandad entre ambas naciones".
En cuanto a Ángela Oliveira Cesar, que había tenido la iniciativa del traslado del Cristo, creó más tarde la Asociación de Paz Sudamericana. También escribió un libro llamado “El Cristo de los Andes". Fue candidata al premio Nobel de la Paz y cuando se inició la primera guerra mundial recolectó firmas para pedir al presidente de Estados Unidos que hiciera cesar el fuego. Murió a los 83 años en Buenos Aires y sus restos se hallan en el cementerio de Olivos.

BUSCADOR


CONTACTO